Ripoll Selva, Antonio

Datos biográficos
Fecha de nacimiento
1848
Lugar de nacimiento
Elche
Fecha de muerte
1925
Lugar de muerte
Elche
Profesión
empresario
RIPOLL HERMANOS (1885-1970)
 
            Antonio Ripoll Selva (1848-1925) pertenece a la primera generación de empresarios ilicitanos dedicados a la industria de la alpargata. Como propietario rural, debió invertir en un primer proyecto industrial en el año 1885, participando en la creación de la sociedad regular colectiva “Sánchez, Ferrández y Hermanos” junto a los hermanos José y Ricardo Sánchez Santamaría, Esteban Parres Águeda, Rafael García Simó, María Catalina Díez y los hijos de ésta José y Diego Ferrández. La empresa nació con un capital de 19.999 pesetas y tenía como objeto la fabricación y comercio de tejidos de hilo y algodón. Probablemente era la primera vez que Antonio Ripoll Selva participaba en un proyecto industrial dirigido por los hermanos José y Diego Ferrández y José y Ricardo Sánchez. Dos años después estos últimos abandonaron la empresa –4.750 pesetas de inversión entre los dos hermanos- y la sociedad pasó a llamarse “Ripoll, Ferrández y Compañía”. El profesor Miranda Encarnación explicó que una inversión de 20.000 pesetas no podía dar lugar a una producción diaria de unos 40.000 metros de lona. Un capital, pues, probablemente mayor que el declarado y que procedía de rentas agrarias, de la molinería y de proyectos industriales previos. El historiador local Pedro Ibarra describió una estructura de costes de la empresa muy peculiar: casi el 90 por ciento correspondía a las materias primas, sólo un 7 por ciento se iba en salarios, un 2 por ciento en alquileres y un uno por ciento en gastos de administración, quedando al margen el importante capítulo de la amortización de la maquinaria. La empresa así constituida funcionó durante diez años y sabemos que en el año 1892 contaba con 32 operarios y con 35 telares hidráulicos y una sección de tintorería.
El final de la sociedad no se produjo por razones empresariales sino por las disputas entre las familias Ferrández y Ripoll, disputas que acabaron con la muerte violenta primero de Vicente Ripoll Selva en 1897 y, en 1898, con la de José Ferrández Díez. Con anterioridad, las dos familias habían emparentado por matrimonio al casarse Teresa Ripoll Selva con José Ferrández Díez. El enfrentamiento ocasionó, necesariamente, la escisión de la empresa: por un lado, ‘Ripoll Hermanos y Parrés’, que continuó con la fabricación de lona con 16 telares hidráulicos y una sección de tintorería; por otro, ‘Ferrández y Compañía’, formada por Diego Ferrández, Rafael García Simó y Máximo Moreno Haro, quienes montaron una fábrica con 34 telares hidráulicos, tintorería y sección de blanqueo. Ambas empresas tuvieron una larga y fecunda trayectoria en la ciudad.
            A finales del siglo XIX, cinco empresas –‘Pedro Revenga y Cía’, Matías Guillén, ‘Quesada y Compañía’, ‘Ripoll Hermanos y Parrés’ y ‘Ferrández y Compañía- se habían adueñado por completo de la producción textil en Elche. Se trataba de, siguiendo de nuevo a José Antonio Miranda, fábricas modernas, mecanizadas, “que imitaban el ejemplo de las establecidas en otros lugares de España, con las que tenían que competir”.
            Ripoll Hermanos y Parrés como sociedad regular colectiva nació en junio de 1897 con un capital inicial de 15.000 pesetas aportadas por partes iguales por cada uno de los cinco propietarios (Antonio, José, Diego y Francisco Ripoll Selva –éste último afincado en Túnez a raíz de la muerte de José Ferrández Díez- y Esteban Parrés Águeda). Como gerente aparecía Antonio Ripoll. Francisco Moreno Sáez menciona la fábrica de lonas de Ripoll como la mayor que había en Elche en 1907. En ese año, en la fábrica trabajaban 37 hombres, 7 mujeres y 6 niños. Con el tiempo, desaparecería de la sociedad Esteban Parrés y pasó a llamarse “Ripoll Hermanos”.
            Antonio Ripoll Selva mantuvo la dirección de la empresa hasta su muerte en 1925. Ese mismo año, el 7 de octubre, se produjo el relevo generacional con el nacimiento de la firma Ripoll Hermanos y Cía. La formaron Francisco y Diego Ripoll Selva, Antonio Ripoll Javaloyes, hijo de Francisco y los dos hijos del fallecido Antonio Ripoll Selva, Antonio y Diego Ripoll Martínez. Se trataba de una empresa consolidada, con un capital de 1.250.000 pesetas, capital que se constituía a partir de cuatro fincas urbanas en la ciudad, un huerto de palmeras llamado “Partidor” con una extensión de 11 tahullas, cerca de medio millón de pesetas en títulos de la deuda y otros bienes en efectivo, mobiliario, géneros, etc. 
            Diego Ripoll Selva murió en 1927 y su parte en la sociedad pasó a sus tres sobrinos (la mitad para Antonio Ripoll Javaloyes y la otra mitad para Antonio y Diego Ripoll Martínez). En 1932 Ripoll Hermanos participaba en el nacimiento de FACASA (Fabricantes de Suelas de Caucho Aglomeradas) con 74 acciones valoradas en 18.500 pesetas. En 1938 murió en Túnez Francisco Ripoll Selva, con lo que Antonio Ripoll Javaloyes heredaba otra parte de la sociedad y en ese mismo año moría también Diego Ripoll Martínez en Sevilla, por lo que sus cuatro hijos heredaban la participación del padre. Durante la guerra civil la fábrica siguió en pleno funcionamiento intervenida por el gobierno republicano y, de nuevo, con el final de la guerra, la empresa comenzaba de nuevo a crecer. En febrero de 1940 se aumentaba el capital social a 5 millones de pesetas y los dos máximos responsables fueron Antonio Ripoll Javaloyes y Antonio Ripoll Martínez. La propiedad de la sociedad se repartía de la siguiente manera:
Antonio Ripoll Javaloyes                      30%
Herederos de Francisco Ripoll Selva  20%
Antonio Ripoll Martínez                       20%
Herederos de Diego Ripoll Martínez    25%
            Antonio Ripoll Javaloyes y Antonio Ripoll Martínez se convirtieron, pues, en los responsables de la empresa desde el final de la guerra civil. Los dos tuvieron además un relevante papel en la ciudad. El primero fue alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera, entre noviembre de 1928 y febrero de 1929 y murió en julio de 1966 a los 73 años. Antonio Ripoll Martínez como abogado fue el primer decano del Colegio de Abogados de Elche, decano honorario y presidente de la Junta de Gobierno de la Caja de Ahorros del Sureste de España en la ciudad. Ocupó igualmente cargos importantes dentro de la Organización Sindical.    
El emplazamiento de la empresa, prácticamente en el centro de la ciudad actual, ocupando más de 25.000 metros cuadrados (una fábrica que llegó a tener imprenta propia y hasta una barbería) convirtieron a Ripoll en una de las más importantes empresas ilicitanas a lo largo de tres décadas, hasta su cierre en abril de 1970. Dos grandes empresas ilicitana, Ripoll y FACASA competirían a lo largo del Franquismo por el mismo mercado: lonas para alpargatas y vulcanizados. Ripoll destacó por un producto estrella: la sandalia Red-Star.
            El estudio demográfico de la industria ilicitana de 1957 realizado por Jacinta Gomara Dalló nos permite una aproximación cuantitativa del número de trabajadores: un total de 906 repartidos entre 418 de Químicas, 383 de Piel y 105 de Textil. De todos ellos, el 39,1% eran mujeres y un 19,1% tenían menos de 18 años (172 menores por tanto). Tan sólo un 16,2% de los trabajadores superaba los cincuenta años.
            En junio de 1960, Antonio Ripoll Martínez y Antonio Ripoll Javaloyes cedieron a Francisco y a Antonio Ripoll Selva, técnico químico el primero y técnico textil el segundo, la dirección de la empresa. Junto a ellos, se incorporaban también como responsables los hijos de Diego Ripoll Martínez (Antonio y Diego Ripoll Brotons). Se producía de esta manera el que sería tercer y último relevo generacional.
            Los únicos datos contables que hemos podido consultar nos permiten constatar que toda la década de los sesenta representó un largo camino hacia el cierre definitivo de la empresa: al menos desde 1964 los ejercicios anuales se cerraban con pérdidas millonarias progresivas, siempre por arriba de los seis millones de pesetas. En diciembre de 1965 los propietarios se vieron obligados a hipotecar aproximadamente la tercera parte de los terrenos que ocupaba la fábrica en la calle Federico García Sanchiz así como numerosos inmuebles tanto de Antonio Ripoll Javaloyes (11 fincas tanto urbanas como rústicas) como de Antonio Ripoll Martínez (3 fincas) y de los herederos de Diego Ripoll Martínez (2 fincas), todo ello para hacer frente a una deuda de casi trece millones de pesetas y otros tres millones entre intereses, costas y gastos. Los cinco años siguientes fueron agónicos, pero aún así la producción aumentó desde los 667.972 pares de 1965 hasta los 864.152 de 1969. Todavía el año del cierre, 1970, Ripoll fabricó 269.356 pares. La empresa llegó a su final con 409 trabajadores (280 hombres y 129 mujeres). Paradójicamente, los años sesenta habían significado también el crecimiento constante de las exportaciones, hasta alcanzar cerca de un 50% de la producción en el año 1969, por un valor cercano a los 60 millones de pesetas. Un calzado, pues, que seguía vendiéndose y que empezaba a abrirse a mercados internacionales –Estados Unidos sobre todo- pero una empresa incapaz de modificar su vieja estructura. La ciudad contempló la desaparición casi fulminante, en mayo de 1970, de una sociedad creada en los albores de la industrialización ilicitana. La dirección de la empresa solicitó entonces, igual que, seis años después, sucedería con su gran competidora, FACASA, seis meses de suspensión de la actividad laboral que acabó siendo un cierre definitivo. En junio de 1971, la familia Ripoll ponía buena parte de su patrimonio para saldar las deudas con sus acreedores: 14 propiedades por un valor cercano a los 20 millones de pesetas. Fue, así se ha contado siempre en Elche, un cierre muy poco habitual: los propietarios se deshicieron de su patrimonio y los acreedores y los trabajadores cobraron. Así terminaba una trayectoria empresarial que se había iniciado casi un siglo atrás.
 
NOTAS
Antonio Ripoll Selva aparece el 1 de enero de 1898 en el listado de mayores contribuyentes de la ciudad. AHME, Actas municipales, a-189.
Bibliografía
GOMARA DALLO, Jacinta (1958), Estudio demográfico de la industria en Elche. Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos.
MIRANDA ENCARNACIÓN, J.A. (1991), Hacia un modelo industrial, Elche 1850-1930, Alicante, I. Juan Gil Albert.
MIRANDA ENCARNACIÓN, J.A. (1995), Elx i la industria espanyola del calçat, Elx, Ajuntament d´Elx.
MORENO SÁEZ, Francisco (1987), El Movimiento Obrero en Elche (1890-1931), Alicante, I. Juan Gil Albert y Ayuntamiento de Elche.
Entrevista a Francisco Pérez Campillo, 8-XII-1990.
Mi agradecimiento a Francisco y Antonio Ripoll Miralles y a Antonio y Francisco Ripoll Sempere por la información y los documentos facilitados.
 
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