Cap. 71 La peste en Elche
A mediados de marzo de 1648 se manifestó en Elche una enfermedad contagiosa que diezmó a la población. El primer caso se registró en la calle Almórida, siendo la víctima un zapatero que la había contraído en Orihuela.
El contagio se trasladó por toda la villa. Se instaló un lazareto en la ermita de San Antón. A los médicos se les asignaron dietas extraordinarias de treinta reales, y veinte a los cirujanos. Se acordó imponer una multa de cincuenta reales a los médicos que abandonaran la ciudad y mil reales y destierro a los vecinos que ocultaran a un contagiado. Como los meses pasaban y no se extinguía, se instalaron también hospitales en la torre del Plá y la casa de Diego Llofriu. Se abrieron fosas en distintos bancales para enterrar a las numerosas víctimas que un carro recogía casa por casa. Otro vehículo similar trasladaba a los enfermos a los hospitales. Los enfermos del campo eran llevados a los hospitales sin pasar por el pueblo bajo multa de 500 libras.
Murieron casi todos los médicos de la Villa, y el 18 de julio, los dos médicos que quedaban manifestaron al Cabildo que el contagio tenía tales proporciones que no cabían los enfermos en los hospitales. Se habilitó el Convento de San José, trasladando a los frailes. Murieron todos los enterradores y no habiendo quien cumpliera dicha función, una beata “Ana Selva, apodada Mariana Castellana”, asumió la labor.
Murieron también casi todos los sacerdotes y frailes, que sacaban en procesión todos los domingos a la Virgen de la Asunción para hacer rogativas. En agosto de 1648 cesó completamente.
En seis meses habían muerto 940 ilicitanos de los aproximadamente 6000 que tenía la ciudad.
En 1677 una nueva epidemia de peste asolaría la ciudad.