Cap. 68 El Pantano de Elche
Desde finales del siglo XVI los ilicitanos a través de su Consejo, manifestaron la necesidad de construir una presa para controlar las frecuentes avenidas de agua por lluvias torrenciales y embalsar el caudal del río Vinalopó, para poder mejorar las zonas de regadío. El campo de Elche era regado por una red de acequias de orígenes romanos que los árabes ampliaron y desarrollaron, pero parecía insuficiente.
El éxito de los próximos pantanos de Almansa y Tibi, hicieron que el Consejo llamara al maestro Joanes del Temple para evaluar y presupuestar la construcción de un pantano. Se decidió su emplazamiento en la angostura de la rambla a la altura del monte de Castellar de Morera, donde afloraba roca y existían cerca cánteras fáciles y se presupuestó en 15 o 16 mil libras. El concejo remitió el proyecto para su aprobación a la autoridad eclesiástica, el obispo, y civil del Duque de Maqueda, Marqués de Elche.
Sin embargo, el elevado coste de la presa de Tibi, su desmoronamiento parcial en 1601 y el abandono de tierras de cultivo que comportó la expulsión de los moriscos, retrasaron el inicio de las obras.
Pero en 1640 ya se había terminado la primera parte de la obra y en el 43, a la vista de que el embalse estaba lleno y de que seguía habiendo agua disponible, se reanudó la construcción, terminada hacia el año 1655, con un coste total de 21000 libras. La obra completa no se llenó hasta el año 1672.