La portada de San Agatángelo de la Basílica de Santa María fue el primer trabajo de Nicolás de Bussy en Elche, escultor natural de Estrasburgo formado en el barroco italiano. La portada fue realizada entre 1680 y 1682 en simultaneidad con la portada mayor, obra del mismo escultor. San Agatángelo nació en la colonia romana de Illici en tiempos del emperador Diocleciano (s. III d. C.). Conoció a San Clemente en Roma donde llega como legionario. San Clemente fue consagrado obispo de Ancira. Agatángelo movido por Clemente, abraza el cristianismo y ambos son encarcelados. Las leyendas hagiográficas medievales nos hablan de que San Agatángelo, murió mártir traspasado por una espada o lapidado en Ancira. Desde el 7 de junio del año 1683 es el Patrón de Elche, por nombramiento del Concejo. La portada de San Agatángelo se encuentra en el flanco norte de la iglesia de Santa María junto al campanario, en el segundo tramo del muro del Evangelio. La grandiosidad e ingenio de esta portada no radica en la utilización del orden o la armónica convivencia de los elementos utilizados (pilastras, capiteles, frontón curvo interrumpido, elementos que además contiene), sino en cómo se adapta al espacio reducido y ahogado por la presencia de la torre. La portada se organiza en dos cuerpos separados por un entablamento corrido. El cuerpo inferior se compone de arco de ingreso de medio punto con una sencilla rosca con ménsula vegetal y una pequeña guirnalda en la clave. Se encuentra flanqueado por dos pares de pilastras con capiteles corintios que sostienen un entablamento con grandes ménsulas que interrumpen el friso. El cuerpo superior sigue el esquema del inferior exceptuando que las pilastras exteriores se encuentran retrotraídas dando al conjunto, muy plano, una muy lograda sensación de profundidad. Se levanta sobre un arquitrabe-basamento corrido decorado en su frontis por ménsulas vegetales y una cartela rodeada de hojarasca. La hornacina central acoge la escultura del titular de la portada, San Agatángelo, esculpida a bulto redondo en 1680. Se encuentra enmarcada entre motivos vegetales. Esta escultura, según las palabras de ilicitana Dra. María del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll que ha dedicado gran parte de su vida al estudio de la obra de Bussy, ha sido “pensada para ser colocada en al marco arquitectónico que la alberga, recoge el espacio y lo centra sobre esa mano que se pliega, verdadero punto focal de raigambre clásico. Serenidad y equilibrio respira esta figura, que si no fuera por los volúmenes barrocos que le confieren sus ropajes, consideraríamos dentro de la línea estética y compositiva del Renacimiento”. Remata el conjunto un frontón curvo partido en el que se ha incluido un niño-ángel de proporciones mayores. La particularidad de esta fachada se encuentra en su lado derecho, en la zona de contacto entre la portada y la torre donde la falta de espacio por la presencia del cuerpo de la torre ha hecho que Bussy haya optado por plegar literalmente la fachada, como si de una hoja de papel se tratara, para no perder las proporciones simétricas.
Fuente: Sánchez-Rojas Fenoll, María del Carmen. El escultor Nicolás de Bussy. Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Murcia, 1982