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A su paso por la Corredera.
Tranvía a vapor entre Alicante, Elche y Crevillente
El primer proyecto de este tranvía surgió en 1880 y surgió por un grupo de inversores catalanes. En 1883, Juan Soler creó la sociedad Juan Soler y Cía que consiguió la concesión en 1889. El desacuerdo entre los socios hizo que se transfiriera la concesión, en 1892, a una sociedad belga denominada “Compañía de los Ferrocarriles y Tranvías del Sureste de España”, sociedad que tampoco fue capaz de continuar con el proyecto, terminando en 1895 en manos de la compañía Cie Tranways et Chemins de fer Vecinaux d´Espagne”. Finalmente, fue una nueva sociedad anónima, también belga, la “Compañía General de los Tranvías y Ferrocarriles Vecinales de España”, la que recibiría autorización por orden del 23 de mayo de 1903.
Un proyecto, pues, que tardó nada menos que 25 años hasta su inauguración y que tuvo que competir con los Ferrocarriles Andaluces que explotaba la línea entre Murcia y Alicante. Hubo entre ambas compañías una guerra de precios que acabó con la viabilidad económica del tranvía a vapor. A partir de 1907 la compañía conocida como “Vecinales” comenzó a reducir el número de circulaciones ante la pérdida continuada de viajeros.
El recorrido del tranvía partía del barrio de Benalúa en Alicante, pasaba por Bacarot y Torrellano, atravesaba Elche por la Corredera, la plaza de Baix y el puente de la Virgen, hasta llegar a Crevillente.
El tranvía funcionó por tanto entre el 6 de enero de 1905 y el 25 de julio de 1910 y se puede considerar, en función de la inversión realizada y los beneficios obtenidos como una apuesta fallida. Uno de los caciques ilicitanos más relevantes, Andrés Tarí Sánchez, dirigente local del Partido Conservador primero y del Partido Liberal después, fue el representante de ambas compañías, la de los Andaluces y la del tranvía a vapor. Naturalmente, optó por el negocio más seguro.