torre de Ressemblanch

Pueyo García, Luis: La torre de Ressemblanch: torre de defensa contra la piratería berberisca

Enviado por Luis Pueyo el Lun, 21/12/2020 - 15:06

La Torre de Ressemblanch, conocida en la ciudad de Elche como la Torreta y que pertenece actualmente a la administración del Instituto de Enseñanza Secundaria y Formación Profesional del mismo nombre, es un monumento histórico-artístico, edificación vinculada a la defensa de la ciudad de las razzias llevadas a cabo por la piratería berberisca. Situado en el interior de un huerto de palmeras declarado Patrimonio de la Humanidad es una de las torres de defensa del Camp d'Elx mejor conservada, presentando unas características constructivas de semejante parecido con otras torres similares de la época moderna, continuando siendo una referencia estética de acceso a la ciudad, una imagen representativa de la ciudad que ha servido de inspiración a grabadores, pintores y fotógrafos desde tiempos inmemoriales.

Vinculado al entramado defensivo de la ciudad y campo de Elche, la Torre de Resseemblanch, declarada como monumento histórico-artístico de interés local, constituye una edificación singular que podemos datar  aproximadamente entre finales del siglo XV y principios del XVI, alrededor de 1556.  Su construcción, como la de otras torres, está vinculada a las frecuentes incursiones de la piratería berberisca, que tras desembarcar en las costas cercanas, solía asolar también territorios más al interior, antes de escapar con un cuantioso botín. Un ejemplo destacable aparece a principios del siglo XVI, cuando la ciudad y sus costas sufrieron frecuentes actos de saqueo, destacando el de las hordas del pirata Barbarroja que ya en 1534 conquistó Argel i tras ser nombrado almirante de la armada turca pone en peligro las fronteras marítimas de la corona hispánica, en especial las del Reino de Valencia.  Barbarroja y su sucesor el pirata Dragut siembran el terror formando parte de la memoria colectiva a través de mitos y leyenda. El Imperio Otomano amenazaba también a todo el mediterráneo occidental por entonces y barcos norteafricanos practicaban el corso y la piratería con asiduidad.

  Otra incursión que dejó una indeble huella entre los ilicitanos fue un ataque dirigido por Salah Rais con una gran flota berberisca en la Playa del Pinet en el año 1552 donde fondearon 25 bajeles desembarcando una gran fuerza que llegó hasta Elche desatando el pánico en los arrabales de la ciudad y numerosas viviendas de la Vila Murada, donde murieron varios piratas y vecinos de la localidad ilicitana. Su objetivo, según algunos autores, erá embarcar medio millar de moriscos que deseaban huir con destino a Berbería, haciéndolo finalmente sólo 20 familia, incluído el síndico del Raval, Abd-Selim. Rais se percata de que a pesar de la presencia de algunos vigías de guarda, las costas están mal defendidas y es capaz de llegar hasta Elche capturando un cuantioso botín, inoculando el miedo a la población local. A partir de entonces, en 1554-55 el entonces virrey y señor de Elche, el duque de Maqueda, ordena redactar las ordenanzas para la vigilancia y defensas de las costas del Reino de Valencia, conocido también como Resguardo de la Costa, que sirvió de modelo para otras costas de la corona.  Financiado en parte con el impuesto de la seda, se van a reforzar las defensas que había y después de inspeccionar a fondo la zona se ordena construir torres nuevas.

Para resguardar también a las poblaciones del interior costero se encargan a prestigiosos ingenieros militares, como Juan Bautista Antonelli o Giovanni Batista Calvi o los Fratin y Vespasiano Gonzaga, la erección, de nueva planta o refuerzo de un cinturón de torres de defensa, destacando la construcción del Castillo de Santa Pola como forma de defender el “puerto antiguo de Elche”, sobre una  antigua torre medieval en 1557 por el entonces marqués de Elche, Bernardino de Cárdenas.  El duque de Maqueda construyó y remodeló varias torres en la zona meridional del litoral valenciano, reparando y artillando la muralla de Guardamar. Dichas ordenanzas especificaban el modo de  hacer y transmitir las señales o “almenaras” de una torre a otra. Estas ordenanzas permanecerían en vigor con ciertas modificaciones hasta 1673.

Como forma de vigilar la llegada de estos saqueadores se diseñó un complejo sistema de torres y torreones que habitados por vigías avisaban mediante fogatas y hogueras a las más próximas (fuego y humo por la noche) transmitiendo de esta forma tan rudimentaria la señal para que la población tuviese tiempo de preparar su defensa o escapar hacia el interior.

  La Torre de Ressemblanch, conocida popularmente en la ciudad como la Torreta, es un elemento patrimonial destacado dentro del palmeral histórico, patrimonio de la humanidad. No en vano se encuentra enclavada dentro de un huerto de palmeras que lleva su  nombre (La Torreta o Ressemblanch).  Está situada al borde de lo que era el camino que daba entrada a la ciudad por el sur y que la comunicaba con su campo, conocido como camí del Alborrocat, posible paso de la Vía Augusta romana, junto a la acequia mayor del pantano en su tramo final urbano que permite la irrigación del entramado vegetal de la ciudad. Retratada por dibujantes, pintores y fotógrafos desde hace siglos, se hallaba junto al molino de la veta (por el huerto que hay enfrente, del mismo nombre) que era movido por las aguas de la acequia mayor y que fue derruido décadas atrás. Posteriormente en ese espacio se construyó una fábrica de lonas, cintas y alpargatas, instalación industrial de la que se conserva una chimenea en buen estado de conservación. No así los restos antiguos de la acequia y molino, en estado de abandono. Desde el sur, torre, molino, acequia y palmeras conformaban una de las vistas más significativas de la ciudad. Desde su posición la torre de Ressemblanch se erige como baluarte que controla la entrada a la ciudad por huerta histórica.

 El edificio posee planta cuadrada, con una escalera de caracol de ladrillo y yeso, situada en una de sus esquinas, rematada en la cubierta con un cupulín originalmente de color rojo, como el de la torre de la Calahorra, que daba entrada a la ciudad por una de sus puertas en la Edad Media. Por el cupulín se accede a la parte superior de la torre, obteniendo una perfecta imagen del palmeral histórico y parte del Camp d'Elx. Los muros, a plomo, son de mampostería irregular formada por piedras calizas y aparejadas con mortero de cal y grava de tonalidad blanquecina, con escasos vanos en la fachada, lo que incrementa su aspecto macizo y defensivo. Estos vanos, rectangulares y adintelados, son de sillería, así como los sillares encadenados de las esquinas que están rematados con una corsera, de la que sólo conservan sus modillones, contribuyendo todo ello a dar un gran empaque a la edificación. La base de la torre está levemente alamborada por un plinto macizo con reborde biselado . En la parte superior de la torre quedan restos de ménsulas. En el lado sur destaca un relieve heráldico con el escudo de los Santacilia, familia nobiliaria, señores de Asprillas, antiguos dueños de la torre, emparentados con la nobleza local de los Soler de Cornellá. Uno de los Santacilia más destacados sería el famoso marino, matemático e ingeniero naval, que llegó a ostentar funciones de espionaje para el rey, el ilustrado Jorge Juan y Santacilia. Junto a la torre existía, como es habitual, una casa de huerto anexa que fue derribada aunque se adaptó la nueva construcción para el centro educativo manteniedo la porchada con arcos escarzanos y cubierta de teja curva. Fue reparada en 1987 y rehabilitada entre 1991 y 1994 por el arquitecto ilicitano Antonio Serrano Bru.

 Justo enfrente del camino, como decíamos, se encontraba el Molino de la veta que era movido por el enorme caudal de la acequia mayor del pantanto del que quedan restos ya que continúa pasando por allí el agua . Los restos podrían remontarse a época islámica pues parece que ya en el siglo XIV un vecino ilicitano solicitaba ponerlo de nuevo en funcionamiento. La “Torreta” en realidad es una más de las torres que desde la costa de Santa Pola hasta la desembocadura del río Vinalopó, en el parque natural de las salinas de Santa Pola, se encuentran distribuídas para aviso del peligro berberisco. Algunas todavía en buen estado, como la torre cañada o miñana o la torre estaña y otras en estado ruinoso, o directamente desparecidas. Desde el mencionado castillo de Santa Pola pasando por la Torre del Tamarit, que fue restaurada recientemente, junto a las lagunas,  y muy cercana a ella la torre del Pinet, en la playa del mismo nombre, de la que sólo quedan los cimientos, pasando por otras torres del campo de Elche hasta llegar a la ciudad ilicitana, sirviendo de torres vigía que avisaban a otras más al interior, como, en la propia ciudad, la torre de los Vaillo de Llanos, más robusta que la Torre de Ressemblanch. Palombar, Asprillas, Carrús, Aznar, Santa Bárbara, Gaitán, Siuri, torre del Pla, algunas ya desaparecidas. 

-JAÉN I URBÁN, G. (dir). (1999): Guía de arquitectura de la provincia de Alicante. Instituto de cultura Juan Gil-Albert. Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante.

 -AA. VV. (1995). Castillos, torres y fortalezas de la Comunidad Valenciana. Valencia, Prensa Valenciana.

-Martínez, Luis Pablo. Un Oasis para una Ciudad: el palmeral y el Regadío Tradicional de Elche http://www.cult.gva.es/palmeral/data/es04.html

-REQUENA AMORARA, F. (1997). La defensa de las costas valencianas en la época de los Austrias. Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert.

-MENÉNDEZ FUEYO, J. L. (2016): Conquistar el miedo, dominar la costa. Arqueología de las defensas del Resguardo de la costa en la Provincia de Alicante (SS. XIII-XVI). MARQ. Museo Arqueológico de Alicante. Serie Mayor, núm. 12. ISBN: 978-84-15327-71-4

 -Montesinos,J.y Mayordomo,S.:http://paisajesturisticosvalencianos.com/va/paisajes/torres-de-guaita/

http://www.castillosnet.org/espana/informacion.php?ref=A-CAS-061

http://www.elchesingular.es/hd-003.html

http://dbe.rah.es/biografias/20181/bernardino-de-cardenas-y-pacheco

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