Iglesias y Monumentos
McEvoy, Rafael: Antiguo Hospital de la Caridad de Elche (siglo XV)
Hospital de la Caridad emplazado en el Carrer Major de la Vila (siglo XV) y en la Corredora (desaparecido, 1564-1841).
Como símbolo de modernidad y señal de que en la villa de Elche, el cambio ideológico y social que se extendía por toda Europa desde mediados del siglo XV comenzaba a dejar su huella, nos encontramos con la construcción de hospitales y asistencia a los enfermos de una forma en la que no sólo actúan las órdenes religiosas, sino que se involucra el Concejo en una época en la que la presencia de enfermos y mendigos por las calles comienza a verse como algo vergonzoso. La idea había sido propuesta a mayor escala desde la política de los Reyes Católicos, que vieron en la construcción de hospitales como el de Santiago de Compostela y el de la Santa Cruz de Toledo, un vehículo para la proyección de sus ideales de modernidad. En la materialización de estos ideales políticos, entraba a su vez la puesta en práctica de los avances que se estaban llevando a cabo en la ciencia y la sanidad, desarrollándose una nueva tipología de edificio destinado a hospital. Anteriormente, los hospitales se solían construir en el interior de los conventos, siguiendo la tipología de planta basilical similar a la de las iglesias con tres naves con un altar al fondo para que los enfermos pudiesen seguir la Eucaristía desde sus camas. Los hospitales se ubicaban también en edificios preexistentes de forma irregular o en el ala de alguna de las crujías de los conventos, sin tenerse en cuenta las mínimas condiciones de ventilación y salubridad. A partir del siglo XV, se irá implantando paulatinamente la planta cruciforme, que ofrecía una mayor ventilación, con presencia de varios patios concebidos como la solución más adecuada para la nueva tipología de hospitalaria. Encontramos hospitales que siguen esta distribución ya en el siglo XIV, como es el caso del hospital de Santa Maria Nuova de Florencia, fundado en 1286 y reestructurado con la nueva disposición de planta cruciforme en 1334. La definición de esta tipología vendría de la mano del arquitecto Antonio Averlino di Pietro (Florencia, 1440 ca.- Roma, 1469?), más conocido como Filarete, una de las típicas personalidades que encarnan el ideal de hombre del Renacimiento ya que además de arquitecto fue ingeniero, escultor y autor de tratados sobre teoría de la arquitectura. El Ospedale Maggiore de Milán, construido entre 1456 y 1465, con su planta cruciforme, responde a la perfección a los nuevos planteamientos emanados de los avances en las medidas higiénicas, surgiendo un modelo tipológico que pone en práctica algunos de los planteamientos de los textos científicos de autores clásicos como Hipócrates que recomiendan una serie de medidas que coincidían con las preocupaciones sanitarias del hombre renacentista. El modelo propuesto por Filarete de edificio articulado en torno a dos crujías que formaban una cruz griega a partir de la cual, se articulaban cuatro patios, podía agrandarse añadiendo crujías, o reducirse en menos número, como se hizo en el hospital de la Corredora de Elche en 1564.
El Hospital de la Caridad y Beneficencia de Elche, se ha situado a lo largo de los siglos en tres emplazamientos diferentes. El primer hospital del que tenemos referencia se encontraba entre la cárcel y la ermita de San Sebastián, quedando restos de su fachada en la actual Casa de la Festa. No obstante, tenemos constancia de la existencia de instituciones hospitalarias en Elche desde el siglo XIV. La primera referencia a un hospital en la villa medieval la encontramos en el Cabildo del 17 de abril de 1380, donde se menciona a un tal Antonio Esclapez que dejó bajo testamento ciertos bienes para ayuda y sostenimiento de un hospital ya existente, ante la imposibilidad de poder financiar la construcción de uno nuevo. Este dato nos indica que el hospital al que se hace referencia habría sido construido en una fecha bastante anterior a 1380 o bien, que dicho hospital se habría instalado tras la Reconquista en un edificio preexistente; se han encontrado numerosas muestras de instrumental quirúrgico en diferentes yacimientos arqueológicos de la provincia de época islámica con lo cual, es posible que de igual modo que tras la Reconquista se aprovechasen y reutilizasen edificaciones preexistentes como viviendas, baños e incluso mezquitas reconvertidas a templo cristiano, se podría haber utilizado un edificio de la Elche islámica para destinarlo a hospital.
El cabildo del 26 de abril de 1489, indica que se estaba construyendo la ermita de San Sebastián en el Carrer Major, junto al hospital, conformando estos edificios una disposición urbanística que se conserva en la actualidad. Se ha conservado la fachada de este hospital aunque con notables alteraciones. Responde a la tendencia purista del renacimiento español definida por una gran sobriedad decorativa, fórmula que encontrará su máxima expresión un siglo más tarde en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde el purismo decorativo de Juan de Herrera ejercería una notable influencia en la arquitectura barroca del XVII. La disposición de los vanos adintelados destaca sobre el paramento liso del muro construido con pequeños sillares de piedra caliza. El cuerpo inferior se resuelve a base de vanos rectangulares enmarcados por sillares. El vano de la entrada se encuentra enmarcado por un arco ciego de medio punto con dovelas que hacen destacar la clave central. Del cuerpo superior destaca la decoración del que fue el balcón central ya que actualmente, las fuertes reformas a las que se ha sometido al edificio que se muestra hoy muy seccionado, han hecho que se haya perdido por completo el eje simétrico. Este balcón se encuentra enmarcado por molduras, guardapolvos y columnas adosadas de fuste ligeramente estriado sobre ménsulas de hojas de acanto. Los capitales sustentan un friso de sabor clasicista con una decoración en relieve resuelta con eslabones de cadena y un putti con flechas y carcaj en el centro, motivo muy difundido en el arte renacentista aunque aquí no muestra mucho decoro en cuanto a simetría y proporción.
El hospital funcionó en su emplazamiento del Carrer Major hasta 1564, fecha en que por los evidentes motivos de salubridad (se empieza a tomar conciencia del riesgo que supone tener un hospital enclavado en el corazón de la villa), fue trasladado a la Corredora, acordándose la venta del antiguo edificio, propiedad del Concejo. El Hospital de la Corredora se construyó a partir de la donación que hiciera en 1514 Pedro Ferrández de Mesa, quien deja en su testamento 15.000 sueldos para la construcción de un nuevo hospital. A esta suma, hay que añadir la recaudada por la venta del antiguo edifico. Se situó en una zona extramuros en el área de la parroquia de El Salvador. Según Pedro Ibarra, el hospital se articulaba a base de cuatro crujías dispuestas en torno a un patio central, simplificando la disposición del modelo de Filarete del Hospital Mayor de Milán. La fundación de hospitales se convirtió a lo largo del siglo XVI en un fenómeno generalizado en el que participaban conjuntamente Iglesia y Concejo y al que se acompañaba la fundación de cofradías para asistir a los enfermos o enterrar a los muertos. Estas cofradías solían fundarse bajo la advocación de la Virgen o de San Juan de Letrán, especialmente a partir de 1534. La iglesia gótica del convento de la Merced, disponía también de una capilla dedicada a San Juan de Letrán, aunque la orden mercedaria no se dedicaba a la asistencia de enfermos. Junto al hospital de la Corredora se encontraba la ermita de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que albergaba cinco imágenes de gran devoción: Nuestro Señor atado a la columna, un Ecce Homo, un Cristo con la Cruz a cuestas, un Crucificado y la imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Estas imágenes participaban en la procesión del Viernes Santo. Atendiendo al número de esculturas y la importancia que se le da a dicha imaginería por su participación en la procesión del Viernes Santo, es de suponer que esta ermita tendría unas dimensiones mayores a otras existentes en la villa con una disposición de nave única con cuatro capillas entre contrafuertes donde se dispondrían las imágenes, estando probablemente ubicada la imagen de Cristo Crucificado en la capilla mayor.
En 1841, el hospital de la Corredora fue trasladado al desamortizado convento de San José sin que haya quedado ningún resto de este edificio a excepción de la tan venerada imagen del Cristo de Zalamea, ubicado actualmente en la capilla anexa a la iglesia de San José y que estuvo en un nicho de la fachada del Hospital de la Corredora. La campana de la espadaña de la iglesia de San José, perteneció también a la ermita que había adosada al hospital de la Corredora.
Fuentes: Nieto, Víctor / Morales, Alfredo J. / Checa, Fernando. Arquitectura del renacimiento en España, 1488-1599. Cátedra, Madrid 2001. // Grupo Ilicitano de Estudios Arqueológicos en Poblad. Elche 10, 1988. // Ibarra y Ruiz, Pedro. Historia de Elche. Elche 1982. // Gutiérrez-Cortines Corral, Cristina. Renacimiento y Arquitectura Religiosa en la antigua Diócesis de Cartagena. (Reyno de Murcia, Gobernación de Origuela y Sierra del Segura). Murcia 1987. // Perpiñán, Salvador. Antigüedades y Glorias de la Villa de Elche. Edición de de Vicent J. Escartí y Gabriel Sansano. Ajuntament d’Elx, Elche 1995.
McEvoy, Rafael: Portada del Órgano. Atribuida a Marcos Evangelio (hacia 1767). Basílica de Santa María.
Portada del Órgano de la Basílica de Santa María de Elche atribuida a Marcos Evangelio. Ubicada en el muro norte, da directamente a la Plaza del Congreso Eucarístico. Su principal característica y lo que la hace única en todo el territorio de la Diócesis es que presenta el paramento totalmente almohadillado.
La Portada del Órgano se encuentra ubicada en el muro norte de la Basílica de Santa María a la altura del crucero (dando a la actual Plaza del Congreso Eucarístico), y en oposición a la Portada del Sol, situada en el muro sur. Su particularidad ha sido puesta de manifiesto por Inmaculada Vidal ya que destaca por ser la única en toda la Diócesis que presenta el paramento totalmente almohadillado, marcando ya las directrices de un Neoclasicismo que encontrará en el interior de este templo su máxima expresión en la Capilla de la Comunión. El almohadillado es un tipo de tratamiento de la piedra del paramento exterior de un edificio y empezó a utilizarse especialmente a partir del siglo XV, encontrando ejemplos de almohadillado en los más famosos palacios florentinos como el Medici-Riccardi, realizado en 1444 por Michelozzo, el Palazzo Rucellai (1446-1451), realizado por Bernardo Rossellino siguiendo el diseño de Leon Battista Alberti, o el Palazzo Pitti, atribuido a Fancelli y en el que pudo participar también el genial arquitecto Filippo Brunelleschi, autor entre otras obras de la cúpula de la Catedral de Florencia. Existen varios tipos de almohadillado: corrido, rústico, en punta de diamante (cuyo ejemplo más característica se encuentra en el Palacio de los Diamantes de Ferrara (realizado por Biagio Rossetti en 1492), etc… La Portada del Órgano de la Basílica de Santa María de Elche responde a la tipología de almohadillado achaflanado o en inglete, presentando las aristas de la piedra labradas en ángulo de 45º aproximadamente.
Inmaculada Vidal que ha estudiado la mayoría de portadas de las iglesias del barroco alicantino, atribuye la realización de esta portada a Marcos Evangelio por analogías estilísticas, situando su ejecución hacia 1767. Marcos Evangelío sería el autor sólo del diseño, ya que coincide con su fecha de muerte. Se organiza en dos cuerpos separados por un entablamento liso que hace resaltar en el centro un emblema ovalado con el anagrama de María rodeado de rocallas. El primer cuerpo se compone del ingreso en arco de medio punto recorrido por varias roscas y que descansa sobre la línea de impostas. En la clave de arco se dispone una ménsula vegetal y sendas cartelas en las enjutas en las que se inscribe la letra “A”. El pequeño abocinamiento del arco excavavo en el muro, se encuentra casetonado. Flanquean el ingreso sendos pares de pilastras de fuste almohadillado con capiteles compuestos y contracapiteles en las esquinas quedando todo enmarcado por volutas incisas en el almohadillado del paramento. El movimiento viene dado por los entrantes y salientes de las pilastras y el entablamento.
El segundo cuerpo se organiza en torno a una placa rectangular en la que se inscribe el símbolo de la Eucaristía (realizado posteriormente) enmarcado por pilastras almohadilladas y rematado por un frontón curvo sobre el que se dispone un pebetero y pirámides con bolas en los laterales. El nombre de esta portada viene dado por su disposición: da acceso directo a la zona que se encuentra bajo el gran balcón volado del órgano.
Fuente: Vidal Bernabé, Inmaculada. La escultura monumental barroca en la diócesis de Orihuela-Alicante. Excma. Diputación de Alicante, Alicante 1981
McEvoy, Rafael: Portada de San Juan o del Resucitado. Atribuida a José Artigues (1736). Basílica de Santa María.
La documentación conservada no arroja sobre luz sobre la autoría de la conocida popularmente como Portada de San Juan aunque en realidad, está dedicada al Cristo Resucitado que se encuentra en la hornacina. Inmaculada Vidal la atribuye a José Artigues, atendiendo a los rasgos estilísticos en consonancia con los de la Portada del Sol y a la época de conclusión en 1736, siendo ambas portadas contemporáneas. En esta portada, podrían haber trabajado escultores y canteros diferentes a los Irles, debido a las notables diferencias en algunos de los elementos decorativos como las rocallas de las enjutas del arco, mucho más carnosas aquí que en la Portada del Sol.
Se encuentra en el muro de la Epístola en contraposición a la Portada de San Agatángelo. Se compone de dos cuerpos separados mediante un entablamento corrido. En el cuerpo inferior se sitúa el arco de ingreso con rosca de molduras que descansan directamente sobre el muro. Los capiteles han sido sustituidos por decoración vegetal y se disponen a modo de ménsulas. El entablamento corrido queda sustentado por medio de pilastras de base ática con un arquitrabe con decoración de bandas vegetales y una cornisa en voladizo. El segundo cuerpo está constituido por una hornacina que acoge la escultura de Cristo Resucitado enmarcada por una moldura de hojas de factura similar a la portada de San Agatángelo. De visibles rasgos coincidentes con la escultura renacentista, es uno de los pocos elementos subsistentes de la iglesia renacentista de Santa María, coincidiendo de este modo con la realizada en 1572 por Francisco de Ayala, quien podría haber realizado la talla del Cristo de la Reconciliación que se encuentra en la Sacristía y autor de la Portada de Santa Lucía del Convento de la Merced. La hornacina se encuentra flanqueada por sendas pilastras con capiteles compuestos y jarrones rematando el conjunto.
Fuentes: Castaño García, Joan. Algunos datos sobre el tercer templo de Santa María de Elche (1492?-1672). Poblad. Elche 10: 79-89. Elche 1988. // Vidal Bernabé, Inmaculada: La escultura monumental barroca en la diócesis de Orihuela-Alicante. Excma. Diputación de Alicante. Alicante 1981.
McEvoy, Rafael: Portada del Sol. José Artigues (1735). Basílica de Santa María.
Portada del Sol de la Basílica de Santa María, realizada por los hermanos Irles en 1735 siguiendo el diseño de José Artigues.
La Portada del Sol se sitúa en el muro de la Epístola de la Basílica de Santa María y da acceso al crucero. Se encuentra contrapuesta a la Portada del Órgano, atribuida a Marcos Evangelio. Responde a la tipología de fachada-retablo aunque se encuentra exenta de hornacina con escultura exenta. El autor del diseño es José Artigues, aunque la portada fue ejecutada en 1735, pasados dos años desde la muerte de Artigues por loa hermanos Irles, canteros locales.
Se articula en base a dos cuerpos separados por un entablamento corrido. En el cuerpo inferior se dispone el arco de ingreso de medio punto que descansa sobre pilares y está recorrido por una rosca con molduras que presenta decoración vegetal en la clave y rocallas en las enjutas. Flanqueando el ingreso, hay un par de columnas de orden corintio adosadas a pilastras que quedan a la vez enmarcadas por otras dos pilastras más exteriores dispuestas sobre un alto basamento con casetones. En el espacio entre columnas y pilastras se disponen casetones y cabezas de angelitos. El fuste estriado de las columnas presenta en el tercio inferior una decoración a base de rocalla, elementos vegetales y conchas. En el frontis aparece la imagen personificada del sol a la izquierda y de la luna a la derecha, elementos vinculados con la letanía mariana y que conectan con la decoración de la portada de la iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Aspe, obra de Nicolás de Bussy, quien es también autor de la Portada Mayor de Santa María y de la Portada de San Agatángelo. El primer cuerpo se encuentra enmarcado por una decoración de rocallas que parten de una doble venera que asciendo hacia el entablamento, situándose hacia la mitad una cabeza de angelito. El entablamento corrido presenta un arquitrabe liso con dentellones y en el centro, una cartela con rocallas y la efigie del sol humanizado sobre una concha.
El segundo cuerpo se organiza alrededor de una ventana rectangular con dos pares de pilastras donde las más interiores se apoyan sobre ménsulas vegetales. Las pilastras situadas más al exterior son además más salientes, produciendo el efecto de movimiento que se acentúa con la incidencia de la luz. Estas pilastras sustentan un entablamento compuesto por molduras fuertemente curvadas con el anagrama de María en el centro sobre palmas que surgen de una corona, siendo una clara alusión al Misteri. El conjunto queda rematado por un pebetero y enmarcado a la vez por rocallas. La portada del Sol, realizada en piedra arenisca de las canteras de Ferriol, de escasa calidad y que se fisura con facilidad debido a la acción del agua y los cambios de temperatura, fue restaurada en el año 2007 gracias a la Fundación Manuel Peláez y la Dirección General del Patrimonio de la Generalitat Valenciana. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto ilicitano Antonio Serrano Bru, quien ha intervenido también en las cornisas de la torre, las portadas Mayor y de San Agatángelo y la Capilla de la Comunión, entre otras zonas del templo intervenidas, como las linternas de la escalera mayor, del camarín y el terrado del ábside.
Fuentes: Vidal Bernabé, Inmaculada. La escultura monumental barroca en la diócesis de Orihuela-Alicante. Excma. Diputación de Alicante. Alicante 1981. // Catálogo de exposición Las huellas del tiempo. Construcción y Restauración de la Basílica de Santa María. (García Navarro, Juan José / Navarro Mallebrera, Rafael / Serrano Bru, Antonio. Elche, 28 de octubre al 19 de noviembre de 2009.
Artigues, José
McEvoy, Rafael: Iglesia renacentista de San Juan (1526-1601).
La iglesia renacentista de San Juan se levantó a partir de 1526 sobre la antigua mezquita del "arrabal de los moros" , tras la definitiva obligación de conversión al cristianismo, requisito indispensable para poder seguir viviendo en la villa. Finalizada y bendecida el 24 de junio de 1601, festividad de San Juan, desapareció en un incendio en 1936.
La desaparecida iglesia renacentista de San Juan se levantó sobre el lugar que ocupaba la mezquita del arrabal, bendecida y reconvertida a templo cristiano tras la reconversión y bautismo masivo llevada a cabo en 1526. La iglesia de nueva planta fue bendecida el día de la festividad del santo patrón San Juan, el 24 de junio de 160 por el obispo de Orihuela D. José Esteban. Se erigió como rectoría mediante una bula apostólica emitida en Roma por el Papa Clemente VIII el 26 de mayo de 1602. El templo, de notables dimensiones, tenía una disposición en planta formada por una cruz latina con crucero corto que no excedía el perímetro de la nave y cúpula sobre cimborrio octogonal con cuatro capillas entre los contrafuertes situadas a cada lado de la nave. La Capilla Mayor contenía el retablo, conformado a modo de pórtico con cornisamento sustentado por dos pares de columnas con el escudo de armas del Duque de Maqueda en el ático. El retablo contenía un lienzo en el que se representaba el bautismo de Cristo por San Juan del que lamentablemente y debido a la pérdida del archivo, no sabemos ni el autor ni las características estilísticas. La iglesia renacentista de San Juan fue destruida en un incendio en 1936. Del archivo sólo han quedado actas de bautismo a partir de 1850. Salvador Perpiñan describe así la pintura del retablo: “el altar mayor de dicha iglesia es pintura finíssima y en tiempo de los moriscos, que fue en el tiempo que se hizo, les costó cerca de mil pesos”, sin embargo, Pedro Ibarra nos habla de una “pintura regular”; no sabemos si ambos describen la misma obra o si por el contrario, Perpiñan se refiere a una pintura realizada en el siglo XVI, tras la finalización del templo e Ibarra nos habla de otra pintura posterior.
En la sacristía había un lienzo pintado por Manuel Pérez, que debe tratarse del pintor ilicitano Manuel Pérez Baeza (Elche, 12-VIII-1824 – Quebec, 2-VII-1856). Manuel Pérez se dedicó a la pintura religiosa y se le atribuye la pintura de la Virgen de la Asunción del bocaporte del camarín de Santa María, desaparecido en el incendio que también arrasó el templo de Santa María en el 36.
La primera de las capillas del lado del Evangelio daba acceso a la capilla de la Comunión, y a la calle, mediante la llamada Porta Xiquica de Sant Joan. En la misma capilla se disponía una hornacina con la imagen de la Virgen del Carmen. La segunda capilla estaba dedicada al Santísimo Cristo y custodiaba las imágenes de San Juan y de la Virgen. La tercera capilla estaba dedicada a San Diego, con un lienzo realizado por el pintor de cámara de Carlos II (1661-1700), Marcos Valero. De este artista se ha conservado en la iglesia de Monserrate de Orihuela una serie de trece lienzos datados en torno a finales del siglo XVII y principios del XVIII que decoran las pilastras. En la misma capilla se encontraban las imágenes de San Francisco Xavier y de la Virgen de la Aurora. La cuarta capilla estaba dedicada a San José, conteniendo la pintura de una Virgen sobre tabla que Pedro Ibarra atribuye al estilo Juanes. A falta de mayores detalles sobre la pintura de esta Virgen y debido a la referencia a este estilo Juanes, podemos pensar en el pintor renacentista Juan de Juanes (1510-1579). La imagen a la que se refiere Ibarra podría haberse basado en el modelo iconográfico de la Inmaculada Concepción realizado en 1562 por Juan de Juanes para la iglesia de los Jesuitas de Valencia. La falta de documentación y de la obra sí abren una gran incógnita ya que el hecho de que esta pintura haya sido realizada sobre tabla, soporte con el que solía trabajar Juan de Juanes, nos puede llevar a barajar la posibilidad de que en Elche, podría haber existido una obra del pintor, o bien de su círculo.
La primera capilla del lado de la Epístola estaba dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, con el grupo escultórico del Descendimiento ubicado en un nicho. La falta de detalles dados por Pedro Ibarra llevan a pensar que se tratase de una talla en madera de pequeño formato o bien, de un medallón con relieve. La segunda capilla estaba dedicada a Nuestra Señora de la Piedad y la tercera, a San Andrés con la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles en el nicho. La cuarta y última capilla situada casi bajo el campanario, estaba dedicada a San Pedro Apóstol, conteniendo también una pila bautismal. Sobre esta pila bautismal, se encontraba una pintura sobre tabla con el Bautismo de Cristo. La torre del campanario de 22 metros de altura, tenía cuatro campanas, matraca y reloj. La portada, conocida por fotos antiguas, destaca sobre el paramento liso y guarda cierta similitud formal, pero mucho más simplificada en lo decorativo, con la portada de Santa Lucía del Convento de la Merced. La iglesia de San Juan desapareció en el incendio sufrido durante la Guerra Civil española el 20 de febrero de 1936 junto con la iglesia de El Salvador y la de Santa María, único templo restaurado tras estos incendios.
Fuentes: Ibarra Ruiz, Pedro Historia de Elche. Elche, 1982 (reedición). // Perpiñán, Salvador. Antigüedades y Glorias de la Villa de Elche. A cura de Vicent J. Escartí y Gabriel Sansano. Ajuntament d’Elx, 1995.
McEvoy, Rafael: Iglesia Medieval de Santa María. Siglo XIV.
La iglesia medieval de Santa María (1334), de estilo gótico, se levantó en el lugar que ocupaba la Mezquita Aljama que tras la Reconquista en 1265, había sido reconvertida en templo cristiano. Le sucedió otro templo renacentista (1492-1566), y la actual basílica barroca (1672).
La actividad arquitectónica en Elche durante el siglo XIV, se centra en la construcción del primer templo ex novo levantado bajo la advocación de Santa María. Le sucedería una iglesia renacentista levantada entre 1492 y 1566 y el actual templo barroco, que se empezó a construir en 1672. Tras la conquista de la villa por el rey Jaume I en 1265, la mezquita aljama fue reconvertida en templo cristiano y bendecida por el Obispo de Barcelona Arnau de Gurb, quien dedicó el templo a la Virgen María en el glorioso tránsito de su Asunción a los cielos, siguiendo el deseo del monarca aragonés. Entrados en el siglo XIV, la mezquita comenzaba a dar muestras de deterioro estructural y además, sus características arquitectónicas no serían las más adecuadas para el desarrollo del culto cristiano. En 1334, comenzaban las obras de la nueva iglesia medieval de Santa María, que estilísticamente y atendiendo a construcciones coetáneas, se adscribiría dentro de los parámetros del gótico catalán. La iglesia gótica de Santa María dispondría de una sola nave dividida en cuatro tramos mediante arcos perpiaños con cerramiento murario de paramento liso, a excepción de la puerta de entrada y alguna pequeña ventana abocinada en el muro del presbiterio, respondiendo al modelo tipológico de templo del Reino de Valencia del siglo XIV. Ejemplos característicos de este tipo de construcción, lo encontramos en la iglesia de la Sangre de Liria.
Sabemos que en 1379, un tal pintor Torres se encontraba trabajando en la tercera arcada de la iglesia. Ésta es además la primera noticia que tenemos acerca de un artista trabajando en Elche o quizás, sería más adecuado referirnos a él como artesano. La referencia a este pintor aparece en un documento fechado el 3 de septiembre 1379 del Archivo Parroquial Histórico de la Basílica de Santa María de Elche (estudiado por Joan castaño y Anna Álvarez), con motivo de la queja que dicho pintor presentaba ya que consideraba, que había perdido dinero al haber pintado la tercera arcada de Santa María de bermellón, mientras que las otras habían sido pintadas con almagra. La almagra es un pigmento mineral aplicado también a la cerámica que resultaba mucho más barato que el bermellón, pigmento que a partir del siglo XV se emplearía especialmente en manuscritos. No obstante, atendiendo a la diferenciación social de los pintores durante la Edad media, sería más adecuado referirnos al pintor Torres como artesano decorativo. Esta diferenciación viene dada por el tipo de encargo recibido y el valor económico atribuido al trabajo. El estatus social de los pintores medievales no difería entre pintores y artesanos decorativos, con lo cual, se consideraba por igual a un pintor mural o de retablos y a aquellos que se encargaban de la policromía de cofres, banderas, escudos y cortinas.
A falta de mayor documentación o noticias sobre este pintor Torres, es difícil establecer a qué tipo de trabajos se dedicaba y sobre todo, su procedencia. Sabemos que se encontraba trabajando en Elche pero no podemos saber si era natural de la villa. Con toda probabilidad, este pintor se dedicaría a decoración mural con la utilización de un esquema de formas geométricas típicas del repertorio decorativo medieval, como el ajedrezado o los motivos romboidales aunque no podríamos descartar la utilización de motivos decorativos dentro de parámetros mudéjares, muy extendidos también en la decoración palaciega.
Fuentes: Martínez Blasco, Tomás y Manuel. La arquitectura como escenario de “El Misterio de Elche”. Caja de Ahorros del Mediterráneo, Alicante 1990. // Castaño Joan y Álvarez, Anna. El Archivo Parroquial Histórico de la Basílica de Santa María de Elche. Ajuntament d’Elx, 1996. // Castaño García, Joan. Algunos datos sobre el tercer templo de Santa María de Elche (1492?-1672). Poblad. Elche 10: 79-89 (1988).