Datos biográficos
Fecha de nacimiento
1936
Lugar de nacimiento
Bargota (Navarra)
Fecha de muerte
19 de octubre de 2020
Lugar de muerte
Cartagena
Profesión
Salesiano y profesor
Donato Zúñiga nació en Bargota (Navarra) en 1936. Estudió Magisterio y Filosofía en S. Vicent del Horts (Barcelona) y Teología en Martí Codolar (Barcelona). En 1963, se ordenó sacerdote.
1963-64: Consejero en Valencia.
1964-66: Jefe de Estudios en S. Vicente Ferrer.
1966-74:Jefe de estudios en Alcoy.
1974-75: Profesor de Inglés en Valencia.
1975-76: Diplomado en Literatura inglesa en el Politécnico de Londres (Cambridge).
1976-83: Profesor de inglés en Colegio San Rafael de Elche. Delegado de Antiguos alumnos.
1983-89: Director de San José Artesano de Elche.
LA conversación pendiente. Manuel Pomares
Donato era una persona afable, culta y sobre todo vitalista. Era, además, un gran conversador. Como se suele decir, era un cura con el que se podía hablar de todo.
De hecho, nuestra relación se estrechó hace veinticinco años gracias a una conversación.
Fue en un tanatorio, en pleno velatorio de nuestro amigo Juan Tomás. Mi enfado de veintiañero me empujó a cometer la osadía de preguntarle:
“Donato, por qué Dios permite estas cosas?”
Jamás me lo tuvo en cuenta. Al contrario. Fue nuestro primer diálogo serio, el inicio de una amistad sincera y especial.
Después de aquéllas vinieron otras muchas palabras. La diferencia entre cristianismo y catolicismo, la teología de la liberación, la eterna lucha entre el dogma y la palabra de Dios, el papel del estamento de la Iglesia. También hablábamos de filosofía, de valores, de educación, de amistad, de amor... de política.
En ocasiones nuestros diálogos venían provocados por circunstancias trágicas como la marcha de otro amigo del alma, Antonio; o el reciente viaje a Málaga para despedirnos y dar la extrema unción a Diego padre.
Pero tambien hubo conversaciones provocadas por situaciones alegres. Generalmente eran en Cartagena, donde vivió los últimos años de su vida.
Allí desarrolló una obra impresionante, que merece ser contada en estos momentos. Nos sirve para dar la medida de su humanidad.
Vivía retirado en el Colegio Salesianos de Cartagena. Y en lugar de disfrutar de una plácida jubilación, Donato conoció la situación de muchas personas de Molinos-Marfagones, una pequeña partida en la que se ubicaba el centro educativo. Decidió pasar a la acción.
Convenció a un pequeño grupo de vecinos y, con los pocos recursos que consiguieron reunir, restauró una pequeña ermita que había en la aldea.
Pronto la ermita se convirtió en el punto neurálgico de muchas personas que asistían cada día en busca, no sólo de oración, sino de amparo y ayuda material.
Después compró un local para hacer una delegación de Cáritas. También adquirió una antigua casa para reformarla y convertirla en la vivienda del futuro párroco.
Su llegada al pueblo fue toda una revolución para mucha gente, pero sobre todo para muchos niños, a los que unió en grupos juveniles, de catequesis, deportivos, etcétera. Hasta organizaba cada año una cabalgata de Reyes Magos para niños de todas las edades, condición y raza! Sin duda alguna, muchos de esos niños pueden disponer hoy de un futuro gracias, entre otras cosas, a la obra de Donato.
Su delegación de Cáritas da comida todas las semanas a más de 60 familias de la zona. Muchas de estas familias son matrimonios con niños pequeños que se han visto de pronto en el paro y con importantes cargas, hipotecas, deudas, etc…
Así era Donato. Era una especie de ángel en la tierra. Un hombre totalmente entregado a los demás. Lo mejor que tenía este hombre es que era un ejemplo de esa máxima que dice que «Dios es amor» .
Esta tarde se ha ido. Y lo ha hecho casi sin avisar, discretamente. Hasta en eso ha sido estoico, navarro y religioso.
Se nos quedan pendientes varias conversaciones. La última encíclica del Papa, las expectativas rotas por la nueva política, el valor del individuo frente al grupo, etcétera.
Pero hay una pendiente por encima de la demás. Es su visión sobre la vida tras de la muerte, lo que nos espera a todos después. Me hubiera gustado escucharle hablar sobre el viaje que él mismo inicia a partir de hoy.
La tendremos. Esa conversación merecerá la pena tenerla. Y la disfrutaremos juntos con un buen pacharán casero.
No sé cuándo será. No sé cuándo tendremos esa conversación. Espero que sea tarde. De todas formas no importa el cuándo. Quizás sea más relevante el dónde. Eso sí lo sé.
Será allí donde se acaba el viento.
DEP, amigo.