Datos biográficos
“(…) manifestando que en la Tercera COMPAÑÍA a la cual fue designado se matarón (sic) bastantes soldados de derechas que fuerón llevados de la Cárcel de esta, presenciando el declarante el asesinato de ANTONIO ALMIRA CARRERES Y ANTONIO MORA FERRÁNDEZ”.
A continuación detalló la muerte de Antonio Mora Ferrández, un empleado de banca de 22 años, “a culatazos de fusil en la nuca y luego se le dierón (sic) dos tiros en la cabeza” y allí estuvieron el capitán Antonio Vicario Romero, el comisario político de la compañía Ginés Maciá, el capitán Pedro Selva Manchón, Jerónimo Maciá “el rubio marido de la Vázquez” (se refiere a Francisca Vázquez Gonzálvez y al “Roch” como era conocido su marido), Antonio Guilló Sierra “El Mingo”, Antonio Lacalle Blaya y Antonio Ruiz “El Cano”. Aunque no se indica en el procedimiento, genera pocas dudas que los ejecutores fueran estos tres últimos, militantes del PCE que ya tenían experiencia acumulada en asesinatos en la retaguardia, previos a la incorporación de todos ellos a los frentes de guerra. El conocido como “El Mingo” es uno de los que aparece una y otra vez en los asesinatos de la retaguardia.
En la muerte de Antonio Almira Carreres, José Nuñez declaró que solo oyó los gritos, porque el asesinato ocurrió muy cerca de la posición en la que se encontraba. Preguntó a Pascual Mas Hernández –soldado enlace del capitán de compañía Pedro Selva Manchón- qué pasaba y el soldado le contestó que los estaban matando por ser fascistas. El tal Pascual Mas Hernández dijo también que porque (sic) no se mataba también a JUAN MARHUENDA puesto que era uno de tantos”, por lo que Núñez le contestó que “esas cosas no eran dignas de mencionarse puesto que le costaba la vida a uno”. Juan Marhuenda era un sargento que estaba en Mayoría del Batallón. El declarante terminaba citando a Juan Marhuenda, Pedro Selva Manchón –que también sería fusilado- y a Pascual Mas Hernández.
El tribunal militar que le juzgó estuvo presidido por el coronel José Martín Lunas y los capitanes Moral Sanclemente, Demetrio Clavería Iglesias, Antonio Bermejo González, actuando como ponente el capitán Francisco García Rosado. El juicio se celebró en Elche en la calle San Vicente, pensamos que en la Casa de Gómez, que había sido Instituto de Segunda Enseñanza hasta el final de la guerra. El Resultando de la sentencia contemplaba la “significación izquierdista” del procesado, indicando a continuación las militancias del procesado en Derecha Ilicitana y en el PSOE. Se añade su condición de voluntario en el Batallón Elche, “siendo nombrado teniente”, sin especificar cómo fue nombrado y “en cuya unidad se asesinaron a bastantes personas de derechas” (bastantes son los dos casos mencionados, uno como testigo ocular y otro como oyente). Su “categoría militar” y su “ideología” le convertían, a juicio del tribunal, en “persona peligrosísima e indeseable”. El resto de la sentencia es fácil de imaginar: tres considerandos: adhesión a la rebelión, agravantes de trascendencia y perversidad y responsabilidad civil añadida por la Ley de Responsabilidades Políticas.
La sentencia de muerte se firmó el 13 de septiembre de 1939. Casi dos meses después, el 8 de noviembre, cuatro ex presos políticos enrolados también en el Batallón Elche, Carlos Antón Antón, Jaime Martínez Marco, Ismael Chinchilla Martínez y Ramón Asencio Linares firmaban conjuntamente un escrito como
“vecinos de esta Ciudad, sacados de la cárcel forzosamente para ser incorporados al Batallón Elche:
Atestiguan: que conocen desde antes del Movimiento a José Núñez Cantos teniéndolo siempre como una buena persona, y luego coincidiendo encontrarse en el mismo Batallón, le conocieron con el grado de Teniente, y apesar (sic) de saber el referido Núñez Cantos nuestra inclusión en el citado Batallón, se ha comportado con nosotros con todo respeto y consideración, cosa que se nos negaba por muchos de los demás mandos”
El texto terminaba con el certificado del delegado local del Servicio de Información e Investigació de FET y de las JONS, V. Climent, sobre la autenticidad de las firmas.
El 10 de noviembre de 1939, Isabel Soler López, esposa del condenado a muerte pedía clemencia al Ilmo. Sr. Auditor de Guerra de la plaza de Alicante. Hablaba que de llevarse a cabo la ejecución,
“llevaría consigo la desgracia a esta su esposa y a sus cuatro hijitos Amalia, José, Juan y Manola, de 11, 7, 6 años y dos meses respectivamente, que quedarían el mayor de los desamparos, acudo a la rectitud de la Justicia del Caudillo, que lleva consigo la bondad de su corazón magnánimo de gran Español, para que se sirva conceder la gracia del indulto de tal pena irreparable y conmutarla por la inmediata, con la seguridad de que eternamente le estaremos agradecidos y bendiciendo sy obra”.
La carta iba acompañada de los certificados de “seis excautivos de los rojos”, junto a los cuatro citados, los de Pascual Esclapez Mora y Joaquín Bri Aguilar.
Con el corazón magnánimo del Caudillo y a pesar de las evidencias de una conducta intachable, José Núñez Cantos fue fusilado en Alicante, cinco días más tarde, el 15 de noviembre de 1939.