Anónimo |
Las fiestas literarias, nacidas de la belleza, ambiente y el progreso colectivo, se inician en nuestra población cuando la afición musical prende a principios de siglo, fundiendo a las clases sociales en la admiración y el cultivo del arte excelso que, como más espontáneo, más difícilmente asume y traduce sensibilidades, por irresistible imantación de la hermosura natural que nos rodea.
Así, la armonía musical hace rugir rápidamente la del canto en formaciones corales que dan entrada a la mujer para completar el lirismo de su acción artística y detrás llega el poeta para expresar con su inspiración el sentido humano que tales expansiones encierran.
En un primer periodo en que brotan agrupaciones y sociedades como “Juvenilia”, “Blanco y Negro”, “Coro Clavé” y “Popular Coro Clavé”, donde se convocan certámenes a los que acuden cultivadores de la poesía, naturales de Elche, animados con la concurrencia femenina que celebra la idealidad de sus composiciones y alentados con la intervención de personas ilustres que estimulan su vocación y quedan admiradas ante la potencialidad en un pueblo, en el que tan armoniosamente se unen actividades positivas con manifestaciones poéticas que vuelan al azul transparente de nuestro cielo.
Un segundo periodo se inicia en 1912, con la convocatoria del solemne Certamen Literario que un día de nuestras fiestas de agosto tiene lugar en el recién restaurado Kursaal, marco grandioso que encierra la brillantez del acto y recoge las frases palabras iniciales del prestigioso ilicitano D. José María Buck, presidente del jurado; la elocuencia del mantenedor D. José María López Campello, ilicitano también, y las bellezas literarias de la poesía premiada, cuyo autor, D. Daniel Fenoll Follana, es así mismo ilicitano.
Los primeros Juegos Florales, simbolizados en triple divisa “Patria, Fides, Amor”, donde la mujer preside para inspirar emulación y valorar el laudo del poeta, se celebran con gran aparato y éxito entusiasta en la noche del 28 de diciembre 1920, Día de la Venida de la Virgen. Fue reina de las fiestas la gentil y bella señorita Rosario Canales Mira-Perceval, obteniendo la Flor Natural el poeta Bonifacio Sainz.
En otros Juegos Florales celebrados con posterioridad fueron mantenedores D. Diego Tortosa y D. Felipe Sassone, no repitiéndose ya estos torneos literarios hasta 1935, en que, bajo la presidencia de la reina de las fiestas, Srta. Antonia Maciá Juan, mantuvo el acto D. Eugenio d’Ors.
Terminada la Guerra Civil, reanudándose rápidamente estas sentidas manifestaciones del alma ilicitana, y a los Juegos Florales celebrados en 1939, magníficamente realizados por la reina de las fiestas, la inolvidable Srta. Asunción Ferrández Boix. Suceden los de 1940 que presidió como reina la Srta. María Asunción Antón Pérez, como la anterior, distinguida y bella. En los primeros D. Adolfo Muñoz Alonso y D. José Zahonero Vivó, y en los segundos D. Ernesto Jiménez Caballero y D. Daniel Huete Sainz, fueron mantenedores y poetas premiados respectivamente.
El año 1943 abre un tercer periodo en el que los Juegos Florales de Elche, convertidos en gimnasio de las ciencias y las letras, despiertan el interés nacional y se traen la colaboración de los mejores ingenieros españoles. Su escenario es ahora sorprendente. Lo decora la naturaleza enjoyada con la mano artística que pretende vías lácteas en las palmeras de nuestro Parque. Bajo la serenidad de la noche cielo y tierra compiten en hermosura y parece como que se copian en recíproco mirar de estrellas y femeninas flores de luz, al soplo armónico del sentimiento poético.
Aquella inolvidable noche de 1943 presidió la fiesta como reina la clásica belleza de la Srta. Carmen Ripoll Selva; obtuvo la Flor Natural el poeta D. Javier de Burgos, y actuó de mantenedor D. Eugenio d’Ors con quien su excelencia monseñor Cayetano Cicognani había compartido la presidencia del jurado calificador, desdoblando en dos sesiones, la literatura y la teología filosófica.
Solo resta anotar los correspondientes datos de los Juegos Florales de 1944, tan brillantes como los del año anterior, en los que lució su belleza extraordinaria la Srta. María Ana Ferrández Cruz y escuchó la voz excelsa del mantenedor D. José María Pemán. El jurado otorgó el máximo galardón en este torneo al poeta D. Adolfo Muñoz Alonso.
En cuanto a los del año 1945, de nuevo nos cupo la suerte de escuchar las intervenciones del Sr. Aunós, mantenedor, y del Sr. Pemán, de presidente del jurado.
Fuente: Ibarra Serrano, L. Caudal literario en Elche, p.58-59 “Elche artístico” (1998)
Añadir nuevo comentario