Estos dos ficus de porte monumental, y un tercero contiguo que fue talado, deben su gran tamaño al nacimiento de agua subterránea que tienen muy próximo, y del cual se realiza aprovechamiento en esta histórica finca desde hace varios siglos puesto que además del aljibe exterior de bóveda que recogía aguas de la vertiente de la sierra del Molar, existe un pozo bajo la antigua caseta exterior con escalera descendente de obra ahora tapiada hasta el pequeño manantial. Este singular edificio que antaño perteneció a la nobleza del linaje Roca de Togores y actualmente a una familia ilicitana, se encuentra incluido entre los edificios protegidos por parte del Ayuntamiento de Elche, debido a su interés histórico-cultural. Por otra parte, esta normativa municipal sobre patrimonio arquitectónico, sólo sirve para evitar su derribo y observar su progresiva ruina al igual que sucedió con la Torre de Estaña. Sus estrechas aspilleras o troneras de las esquinas, bajo los palomares superiores, sirvieron antaño como elemento defensivo frente a los ataques costeros desde la cercana orilla litoral. El agua recogida por la vertiente en el aljibe de bóveda, era objeto de venta hace siglos en un "clot d'aigua" ubicado 50 metros más abajo en el margen izquierdo de la vereda de Los Ruices, junto al edificio de la pescadería y del Horno Soterín.