ALBENTOSA LATORRE, Carmen (Elche, 14-VII-1929). Hija de Ramón Albentosa Navarro, fabricante de muebles y de Encarnación Latorre Maciá. Entre los recuerdos de niña que guarda de la guerra, su padre fue detenido y encarcelado porque jugaba al dominó con sus amigos en Acción Católica. En la posguerra estudió en el Colegio de la Asunción con profesoras como María Teresa Vega de Historia, superó el Examen de Estado en Murcia y aún recuerda que era mayor la satisfacción de superar aquel examen ante un tribunal de catedráticos, que la propia carrera universitaria. En Murcia superó aquella prueba, con el latín como asignatura fundamental. A los 17 años llegó a Granada a estudiar Farmacia y fue a un colegio mayor de monjas, en el número 30 de la calle Gran Vía. Al colegio había que llevar cada estudiante su propio colchón con lo que necesitó de un mozo con carro que le llevara al colegio mayor. La mayor parte de sus compañeras eran mujeres -44 licenciados en la orla y 24 mujeres- y en su memoria aparecen también unas monjas que estudiaban y que conseguían mejores notas, con el enfado de sus compañeras, porque utilizaban sus faldones para copiar en los exámenes. Tuvo excelentes catedráticos en Botánica o en Bioquímica y las estudiantes tenían una sala exclusiva de mujeres para los tiempos entre clase y clase. Terminó su carrera y completó su formación especializándose en análisis. En Granada conoció también al que sería su marido, el médico pediatra Manuel Vázquez Alberich, con el que se casó el 7 de julio de 1960 y con el que tendría cinco hijos (Paulino, médico; Ramón, fiscal; María del Carmen, farmacéutica; Encarnación, farmacéutica y Cristina, trabajadora en la Mutua Ilicitana de Seguros). Sus diez nietos le piden hoy que les cuente historias de su vida. Cuando volvió a Elche a mediados de la década de los cincuenta, pasó por los bancos para pedir el dinero suficiente con el que montar su farmacia, en la calle Eugenio d´Ors. Según ella, a las jóvenes que terminaban sus estudios, los bancos las trataban bien. Alguna que otra vez tuvo que pedir una tregua para pagar una letra y se le atendió. Su padre le amuebló la farmacia y así comenzó su trayectoria profesional. Recuerda como compañeras a Prudencia Botella y a Teresa Pomares. En 1976, José Ferrández Cruz, presidente de la Junta Local Gestora del Misterio de Elche le pidió que se incorporara como patrona al Misteri: "Necesitamos mujeres en el Patronato", sobre todo porque todavía había reticencias para incorporar a mujeres. Ella contestó que por el Misterio haría lo que hiciese falta. Se incorporó al Patronato junto a Magdalena Campello y pronto fue secretaria del Patronato. Enamorada de La Festa desde siempre, disfrutó todo el trabajo que brindó al Patronato. Fue portaestandarte en las representaciones de 2006, junto al exalcalde Manuel Rodríguez Maciá y al sacerdote Fernando Rodríguez Trives. Colaboró también con la revista Festa d´Elig.